Además te dejamos copia de los poemas declamados:
Memorias del 36
Aquellos interminables
¡Treinta y dos meses de "Cruzada"!
(Ni "Cruzada" ni guerra ¡degollina!)
Para mí, lo peor del siglo veinte.
Fue el crimen a sangre fría,
duró tres años,
ese horror lo viví día a día,
en plena juventud
tuve hambre y frío
muriendo y conviviendo
con el cadáver de mi alegría.
Aquellos interminables
¡Treinta y dos meses de "Cruzada"!
(Ni "Cruzada" ni guerra ¡degollina!)
Para mí, lo peor del siglo veinte.
Fue el crimen a sangre fría,
duró tres años,
ese horror lo viví día a día,
en plena juventud
tuve hambre y frío
muriendo y conviviendo
con el cadáver de mi alegría.
GLORIA FUERTES
LAS TRECE ROSAS
Madrid
se viste de luto,
por
trece rosas castizas,
trece
vidas se cortaron,
siendo
jóvenes, casi niñas.
Malditas
sean las almas,
de sus
verdugos fascistas,
que con
guadañas de odio,
segaron
sus cortas vidas.
España
es vuestra madre,
su cielo
vuestra sonrisa.
sus
campos tienen la sangre,
de unas
rosas, casi niñas.
El
pueblo de Madrid os quiere,
ese
pueblo que abomina,
de
salvadores de patrias,
de rojos
y de fascistas.
Madrid
es patria de todos,
su
nombre solo mancillan,
el odio
de los caciques,
cuya
razón es la envidia.
Las
rosaledas de parques,
de ésta,
nuestra España chica,
reflejarán
vuestras caras,
vuestras
sonrisas de niñas.
Benditas
seáis mil veces,
benditas
vuestras familias,
malditos
los asesinos,
que
nuestras rosas marchitan.
ESCRITO POR UNA DE LAS PRESAS
Contar...
El paso por la frontera...
los campos de concentración
y montañas de tristeza:
la lucha para vivir
guardando la esperanza
de volver a nuestra tierra,
que nunca quedó olvidada.
Mas la angustia,
la cizaña de pensamientos dispersos,
debilitaron las fuerzas
de aquella juventud sana,
que se marchó voluntaria...
al maquis, la resistencia
y a reivindicar España,
cuando habían pasado
por los campos de exterminio
cuya tragedia ¡fue amarga!
Trabajar; de todo un poco,
en el bosque, la mina, el campo.
Ha sido a fuerza de años,
con una espina en el alma
que nos fuimos integrando
a esta tierra de Occitania
que en los reculados tiempos
se entrelazó con Hispania.
¿Queréis escribir la historia,
oír contar, cazar palabras?
Mortecida la memoria
que ya poquísima queda...
es como hacer el inventario
cuando una manga de viento
parte de lo que hay, se lleva.
Sara Berenguer
BANDERA ESPAÑOLA
Hermosa flor,
la ardiente primavera
nos ha tornado la bandera
de la esperanza entera:
¡Trabajo, alegría y amor!
¡Viva la libertad verdadera!
¡Viva la igualdad verdadera!
¡Viva la fraternidad verdadera!
Sobre el tedio, la sombra y el rencor,
¡al cielo de la paz la bandera,
a la tierra de todos la bandera,
al mar hermano la bandera
de nuestra vida entera!
la ardiente primavera
nos ha tornado la bandera
de la esperanza entera:
¡Trabajo, alegría y amor!
¡Viva la libertad verdadera!
¡Viva la igualdad verdadera!
¡Viva la fraternidad verdadera!
Sobre el tedio, la sombra y el rencor,
¡al cielo de la paz la bandera,
a la tierra de todos la bandera,
al mar hermano la bandera
de nuestra vida entera!
¡Trabajo, alegría y amor!
JUAN RAMÓN JIMENEZ
EL CRIMEN FUE GRANADA
Se le vio, caminando entre fusiles
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas, de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle a la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—.
… Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, ¡en su Granada!...
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas, de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle a la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—.
… Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, ¡en su Granada!...
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ANTONIO MACHADO
NO LLEGUÉ A TIEMPO
Mi hermano Luis
me besaba dudando
en los andenes de las estaciones.
Me esperaba siempre
o me acompañaba para despedirme.
Y ahora,
cuando se me ha marchado no sé adonde,
no llegué a tiempo,
no había nadie.
Ni siquiera el eco más remoto,
ni siquiera una sombra,
ni mi reflejo sobre las blancas nubes.
Este cielo es demasiado grande.
¿Dónde estarán los hijos de mi hermano?
¿Por qué no están aquí?
Yo iria con ellos
entre cosas reales.
Tal vez pudieran darme su
retrato.
Yo no quiero que estén en una
alcoba
con trajes negros.
Mejor será que corran junto
al río,
que corran entre flores sin
mirarlas,
que nunca se detengan
como yo estoy, parado
tan al borde del mar y de la
muerte.
MANUEL ALTOLAGUIRRE
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