Fuerza bruta contra la Utopía

La Corrala Utopía es un movimiento ciudadano que ocupó unas viviendas terminadas pero vacías procedentes de una burbuja explotada del banco Ibercaja en Sevilla. Las familias de La Corrala pusieron de golpe sobre la mesa la principal contradicción del sistema en materia de vivienda: Mucha gente sin casa y muchas casas sin gente.
Este domingo 6 de abril, un ejército de policía rodeó una manzana completa, impermeabilizando el tráfico de vehículos, periodistas o viandantes y sacó a la fuerza a las familias a la intemperie más extrema. Ningún miramiento. Menores, enfermos, mayores. Pura crueldad. Entretanto, el alcalde de Sevilla disfrutaba del pregón de la semana santa en una foto de blanco y negro que nos devuelve a los cincuenta, llena de caspa e hipocresía. Aquí se puede ver el boletín del consejo local de Sevilla ciudad http://bit.ly/1fXm5Il del día de ayer.
Toda Izquierda Unida de Andalucía se ha volcado en apoyar a las familias legitimadas por una lucha desigual contra un sistema sin alma y exigiendo el derecho a techo que compartimos en la raíz de la reivindicación. Desde el coordinador andaluz Antonio Maíllo pasando por el diputado por Sevilla, José Luis Centella, el senador José Manuel Mariscal, nuestros consejeros, en particular los equipos de Fomento y Vivienda, el portavoz andaluz José Antonio Castro, la parlamentaria por Sevilla Marina Segura, el coordinador provincial Arregui y un sinfín de alcaldes y cargos públicos, como es natural destacando los de Sevilla capital con toda la militancia, que reaccionó de inmediato para tratar de impedir el desalojo y acompañar a las familias desde el mismo domingo.
A partir de ahí, el ayuntamiento de Sevilla y la Delegación del gobierno en Andalucía (PP) se han empeñado en boicotear cualquier acuerdo porque no podían permitir que alguien que lucha obtenga de premio el alcance de su reivindicación. Peligroso ejemplo para los bancos.
A punto estaba la Consejería de Fomento y Vivienda, el banco, el Defensor del Pueblo y el ayuntamiento de alcanzar un acuerdo. Se hablaba de días, tras más de dos años de ocupación. El desalojo, casi militar, ha supuesto volar por los aires cualquier posibilidad que pasaba por el alojamiento provisional en viviendas que el Ayuntamiento proporcionaba durante tres o cuatro meses, hasta la conclusión de una promoción de pisos a punto de acabarse. Ya no es posible. Ibercaja se desentiende de todo porque ha recuperado el bloque limpio de molestos ocupantes. Para eso estaba la policía que ha hecho el trabajo sucio para que gane la banca.
Por cierto que el día del desalojo parece elegido cuidadosamente, como una operación militar: La Consejera Elena Cortés y la Secretaria de Vivienda, Amanda Meyer, de viaje invitadas por la ONU en el Foro Mundial de Ciudades en Colombia y tan solo tres días después de de que esa misma Consejería anunciase sanciones contra las principales entidades bancarias por ocultar sus viviendas protegidas. Acción reacción. Si la Ley de la Función Social de la Vivienda no hubiera sido recurrida y no estuviese suspendida cautelarmente por la acción de la derecha en el gobierno central, seguro que hoy estaríamos hablando de otra cosa.
No obstante, la Consejería de Fomento y Vivienda formuló ayer mismo al Ayuntamiento una propuesta de la que le va a ser difícil evadirse: de las 528 viviendas protegidas vacías que tiene en Sevilla –señaladas no sólo cuántas sino también cuales, con dirección postal incluida- le ha pedido que pase a la Junta 16. Cedidas sin lucro o con lucro. En castizo, que si es necesario que las compra la Junta. Y hasta las 22 que hacen falta para el total realojo, la Consejería facilita las otras 6 que acaban de quedarse desocupadas.
Hasta última hora de ayer no conocemos qué va a decidir el alcalde del PP Juan Ignacio Zoido. Lo que está claro es la postura de Izquierda Unida, comprometida al máximo por la solución negociada que dé como resultado el derecho humano a la vivienda para estas familias que llevan dos noches durmiendo en la Plaza Nueva de Sevilla, a las puertas del Ayuntamiento cargadas de dignidad
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